sábado, febrero 07, 2009

Los impunes favoritos




La Justicia dominicana ha tenido progresos notables, sobre todo después del Consejo Nacional de la Magistratura y la transformación del sector justicia; pero está muy lejos de ser ciega. En la práctica abre los ojos para ver a quien está juzgando y solamente los cierra para dejar de ver alguna culpa y favorecer de ese modo a un favorito. Esa afirmación no tiene pretensiones de ser una verdad demostrable con estadísticas fehacientes, aunque creo que podría ser demostrada, lo que si me atrevo a asegurar es que refleja la percepción que tiene la población de su Justicia: No es ciega, mira y deja de mirar a conveniencia.

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Como ejercicio preguntémonos ¿A qué sectores de la sociedad se les podría aplicar todo el peso de la Ley en República Dominicana?. La respuesta a esa pregunta sería, que la posibilidad de la aplicación de todo el peso de la Ley a un determinado sector de la sociedad, disminuye en la misma medida en que aumenta la cuota de poder del sector considerado.

Si hablamos del poder social diremos que es el que menor influencia tiene en las decisiones de la justicia, aún así, la frecuencia y gravedad de la aplicación del peso de la Ley a un culpable, aumenta en la misma medida en que disminuye la posición de ese culpable en la estratigrafía social y viceversa.

Al poder social le sigue en influencia el poder económico. A los sectores más empobrecidos se les aplica todo el peso de la Ley con muchísima mayor frecuencia y gravedad que a los sectores con mayor poder económico, en donde una sentencia condenatoria no pasa de ser una rareza.
El poder que mayor influencia tiene sobre la justicia es el político y aquí es donde llegamos a los impunes favoritos. El poder social y el poder económico han encontrado, aunque en muy pocas ocasiones, a una justicia firme, responsable y grave, como tiene que ser; pero la historia contemporánea dominicana no recuerda un solo caso en el que el poder político haya sido condenado y cumpliera condena.

Hemos tenido banqueros con poder económico y social que hoy están en Najayo, pero de 227 casos de corrupción presentados entre los años que van del 1983 al 2003, sólo una persona resultó condenado y tres meses después fue indultado.

Los recientes casos de la sentencia de la Sunland y el de la regalía de la Cámara de Cuentas, refuerzan el razonamiento que venimos desarrollando: En el ámbito político se encuentran los impunes favoritos.

Por eso, al presenciar los vergonzosos indultos de la semana pasada, a favor de personas sin poder político, tenemos que preguntarnos a quién o a quienes, dentro del ámbito político, están beneficiando realmente esos indultos. La pregunta sería quién y qué arrodilló al Presidente. En palabras de Borges, “Qué dios detrás de dios la trama empieza…”.

No basta la independencia de poderes, necesitamos responsabilidad y transparencia para que no tengamos impunes favoritos.


Mario Bergés
Centro Juan XXIII
m.berges@centrojuanxxiii.org


Publicado en el Hoy de fecha 1 de enero de 2009

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