domingo, diciembre 31, 2006

OBSCENO



Hace unas horas me entere de la muerte de Saddam Hussein.

No tengo elementos de juicio para evaluar su vida. De él solamente conozco la cadena de eventos que culminaron con su muerte.

Hace unos años, al ser electo presidente, me enteré de la existencia de George W. Bush.

Aún no ha muerto, por tanto no tengo elementos de juicio para evaluar su muerte.
De él sólo conozco la cadena de eventos que han culminado con lo que es él actualmente.

Hoy sábado de finales de 2006, encuentro esa breve muestra de la vida de George W. Bush, tan obscena como la muerte de Saddam.


Mario Bergés

domingo, diciembre 03, 2006

Transparencia y desarrollo

La sociedad dominicana necesita transparentarse en todas sus instancias y en todos sus niveles.

El gobierno hace ingentes esfuerzos por lograr que el quehacer empresarial sea transparente y debemos respaldar esos esfuerzos.

Al mismo tiempo, la sociedad debe exigir que el quehacer político también sea transparente.

Pero eso no basta.

La información veraz, fruto de la transparencia, debe permear toda la estructura social y servir de materia prima para la discusión y toma de decisiones de esa sociedad.

Nuestra democracia es de corte clientelista, vale decir, que el elector es cliente de un determinado candidato y esa relación de clientelismo se mantiene por la esperanza del elector de ser favorecido en su particularidad por el candidato, una vez convertido en funcionario.

Como es de esperarse, el funcionario no puede satisfacer las expectativas de todos sus clientes y salvo contadas excepciones, los clientes son burlados en sus aspiraciones.

Si la información veraz, fruto de la transparencia, llegara a manos del elector, éste tendría los elementos necesarios para hacer una elección más acorde con sus necesidades, que nadie puede conocer mejor que él, que las vive a diario.

El gobierno y el sector privado, este último a través de las organizaciones comunitarias, las ONGs, las organizaciones religiosas, empresariales, etc; deben apoyarse en la ley que obliga a entregar, a requerimiento de cualquier interesado, la información del sector público y procesar esa información y presentarla a todas las instancias y niveles de la sociedad, sobretodo si el proceso puede hacerse selectivo de manera que una información específica,  llegue a las manos que la necesitan.

Si la comunidad de un Distrito Municipal, de los muchos que tenemos, tuviera información de la actuación y el quehacer del Senador de la provincia a la cual pertenece, de la actuación y quehacer de los Diputados que cargan con el mandato de representarlos, de cómo se han gastado los recursos que recibe el Síndico de ese Distrito Municipal, si tuvieran información que comparara los servicios prestados por la Escuela  o la Clínica  de esa comunidad con relación a las otras escuelas y clínicas de la zona; en fin, si la información que les interesa les llegara, los ciudadanos de ese Distrito Municipal tendrían condiciones para una mejor elección.

Actualmente nuestro pueblo se expresa en las urnas y fuera de ese espacio electoral, no hay ninguna instancia medianamente efectiva de expresión de la voluntad de la sociedad.

También eso debemos trabajarlo.

Nuestra sociedad cuenta con tecnología que permite con relativamente poco esfuerzo, realizar consultas populares prácticamente plebiscitarias.

Los cajeros automáticos tienen la plataforma ideal para un sistema de selección de alternativas y el veriphone, que transmite los cargos de la tarjeta de crédito a un centro, es un medio a nuestro alcance para transmitir los datos de la selección hecha por el usuario. Ambas tecnologías funcionan a lo largo y ancho de nuestra geografía y para una consulta popular no se necesita más de ahí.

Imaginemos una pequeña población con la información fidedigna en los temas que le interesan. Imaginemos ahora que esa población puede acceder a un sistema como el descrito anteriormente. Esa población podría opinar sobre la gestión de sus autoridades locales, podría opinar sobre sus necesidades prioritarias y lo que es más, se establecería con el tiempo una relación entre información veraz y respuesta de la población que terminaría por hacer conciencia en la población de la necesidad, y al mismo tiempo de las ventajas, de participar como ente activo en el proceso democrático.

Un proyecto piloto como el descrito podría ser asumido por cualquiera de las ONGs que actualmente gravitan en nuestro medio social.

Se trata de crear las condiciones para que el dominicano comprenda que las decisiones políticas son decisiones que afectan a grandes masas de personas y que existe  una relación íntima  entre esas decisiones políticas y la calidad de la vida.

Una vez creada esa conciencia, el próximo paso es comprender que la democracia necesita de la participación activa de los gobernados, tomar conciencia de que los políticos solamente entienden de suma de votos y esa suma de votos puede verse afectada por una participación activa fruto de una sociedad informada y vigilante.

Después de todo, y siguiendo el razonamiento sistémico de Humberto Maturana, el mundo que vemos no es “el mundo” sino un mundo que emerge de nuestra interacción con otros.

Nosotros, seres humanos, existimos en esa interacción y continuamente estamos tejiendo la red de interacciones y conductas en la cual nos encontramos inmersos.

En esa red de interacciones, el diálogo que se genera, es el principal gestor de las realidades que se van formando y en ese escenario, si como una consecuencia de la transparencia, logramos por una parte, información veraz y oportuna en manos de quien la necesita, y por la otra, mecanismos de respuesta a esa información recibida; tendremos una herramienta importantísima a favor del desarrollo de nuestra sociedad.

Mario Bergés

Centro Juan XXIII