miércoles, junio 28, 2006

Carta del amigo invisible.

"Desde esta ciudad de niebla y frio
escribo tu canción: María Naranjo.
Más que canción quizás carta sonora
que llegará a tu pueblo..., a tu milagro.

Muchacha quinceañera que me diste
la magia de tu amor desmesurado
desde la fresca sombra en flor
del árbol,
de tu naranjo en flor
María Naranjo"

(Roberto Darwin, fragmento de María Naranjo)

Así inicio contigo este domingo "de vara y pendón" en el cual, según mi abuela, "se casa la Reina con Juan Barrigón"

He tenido una semana de mucho trabajo, soy juez de paz y esas querellas me agotan.

Cuentame en que trabajas, ya te he visto en la foto, a ti y a tu hija, muy lindas, muy españolas!!

¿Quienes más componen tu familia?

Yo para eso de la familia soy un desastre.

Tengo tres hijas que se llevan unos meses, pero de madres distintas.

Fue un tiempo de conejos que se aposentó con intenciones de quedarse en mi entorno "dieci anni fa" y de cuyo vortice no pude escapar.

Ahora vivo solo, en un estudio de escritor de tercera..., pago las facturas, resuelvo querellas menores por oficio y tengo sexo con la muchacha que me limpia el estudio los sábados.

A las niñas no las veo..., las hermanas-primas regresaron a Italia con sus madres-tias. He sufrido mucho.

Así paso los días, es decir, los solares, porque debo ser una suerte de licantropo o vampiro en pena, y al acercarse la noche, sobre todo las lunares, voy sintiendo los cambios en mi cuerpo y en mi ánimo y con las primeras oscuridades me lanzo a tomar por asalto los bares, terminando en sórdidos lupanares con niñas desconocidas que luego resultan ser amigas del alma. Exhibiendo, en todo momento y sin la menor verguenza de mi parte, una conducta impropia, sumamente reñida con el oficio de juez de paz.

Bueno, basta de catarsis. Escríbeme contándome de ti. Dame esos detalles, íntimos de mujer, que quiebran el alma.

Un beso.

AI (tu amigo invisible)