martes, julio 29, 2014

Plenilunio





Por la verde alameda, silenciosos,
íbamos ella y yo;
la luna tras los montes ascendía,
en la fronda cantaba el ruiseñor.

Y le dije... No sé lo que le dijo
mi temblorosa voz...

En el éter detúvose la luna,
interrumpió su canto el ruiseñor,
y la amada gentil, turbada y muda,
al cielo interrogó.

¿Sabéis de esas preguntas misteriosas
que una respuesta son?

Guarda, oh luna, el secreto de mi alma!
Cállalo, ruiseñor!


Fabio Fiallo


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