domingo, abril 11, 2010

El Reino



En una reflexión de Pascua vimos a Moisés recibiendo las Tablas de la Ley. El antiguo testamento gira en torno a la comunicación de Dios con su pueblo. Hay que saber que ese pueblo caminó durante cuarenta años en el desierto, guiados por una nube.

La culminación de ese esfuerzo de comunicación es Jesús, hijo de Dios, quien vino a mostrarnos Su Reino.

Jesús resumió en tan solo dos, los diez mandamientos que había recibido Moisés: Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Si lo hubiera dejado ahí, hubiese sido algo tan general, que sólo algunos seres humanos hubieran entendido, con todo su ser, el alcance y la profundidad de esa propuesta de vida: La madre Teresa de Calcuta le escribió un verso a ese poema cuando con su voz y con su vida dijo que había que amar hasta que doliera.

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Jesús fue más allá y nos dejó una guía detallada para alcanzar El Reino. Un Reino por el cual debemos pedir que venga a nosotros, con presencia aquí y ahora entre nosotros. Un Reino que tiene ámbitos de acción, y así podemos hablar de ese Reino en mi vida, en mi trabajo, en mis relaciones interpersonales, hasta llegar al Reino de Dios cumpliéndose y reinando en toda la humanidad.

Sin ser textual la cita, aquí está el mapa del Reino que nos dejó el Cristo resucitado que hoy celebramos:

Si quieres ser el primero, hazte el último. (Mateo 20, 16)

Si te piden que camines una milla, camina dos (Mateo 5, 41)

Si te quitan la túnica, déjale también la capa (Mateo 5, 40)

Al que te pida dale y no le vuelvas la espalda al que te pide algo prestado. (Mateo 5, 42). En Lucas 6, 30 hay una versión más extrema: "Dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames"

Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra. (Juan 8, 7)

Perdona hasta setenta veces siete. (Mateo 18, 21-22)

Reconcíliate con tu hermano antes de presentar tu ofrenda. (Mateo 5, 23-24)

Si te dan una bofetada en una mejilla, pon la otra mejilla. (Mateo 5, 39)

No porque me digan "Señor, Señor", entrarán en el Reino de los cielos. (Mateo 7, 21-23)

Ama a tus enemigos. (Mateo 5, 44)

Hay otras señales del Reino, todas ellas tienen en común el descubrir que la humanidad es una y que lo bueno o lo malo que haga es responsabilidad de cada uno de nosotros. Si mi hermano me hace daño, debo entender que su actuación tiene un componente suyo y un componente social en el cual estoy involucrado hasta el tuétano. Visto así, no hay reclamo.

Esta Pascua de Resurrección es una buena oportunidad para revisar como anda el Reino en nuestra vida, en nuestra familia, en nuestro trabajo y en nuestras relaciones interpersonales. Así sabremos donde poner la tilde para que venga a nosotros Su Reino.

Mario Bergés
m.berges@centrojuanxxiii.org


Publicado en el Hoy de fecha 11 de abril de 2010

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