sábado, mayo 23, 2009

El costo del tapón



Sin querer reducir el fenómeno social a un simple modelo mecanicista, podríamos imaginarnos a la sociedad como un gran aparato o sistema productor de bienes y servicios. En este sistema, cada parte hace su función siguiendo reglas que logran mantener el delicado equilibrio y la armonía que le permite operar. La rapidez con que ese sistema produce bienes y servicios estará determinada por el desarrollo alcanzado por esa sociedad. En otras palabras, mientras mayor sea el desarrollo tecnológico, mayor será la producción por habitante de esa sociedad.

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Una de las partes importantes del sistema es el transporte y éste se podría comparar con el torrente sanguíneo que lleva los nutrientes a la célula y recolecta los desperdicios para su disposición final. Si la velocidad del torrente sanguíneo se sale de rango, si es muy alta o muy baja, posiblemente quedarán células sin alimentar y repletas de elementos deletéreos. En todo caso, el sistema experimentará una deficiencia en su resultado final.

Nuestras calles y avenidas son como las arterias y venas del cuerpo humano. A través de ellas se moviliza la economía y cualquier elemento que obstruya el flujo vehicular en nuestras calles y avenidas lo que hace es contribuir a que la producción de bienes y servicios sea más lenta. Si nuestro Producto Interno Bruto (PIB) anual lo produjéramos tan rápido como en un mes, seríamos tan ricos como Noruega. Por el contrario, si lo produjéramos tan lento como en 10 años, andaríamos rondando la pobreza del Burundi.

Un vehículo de cinco pasajeros detenido en un tapón cuesta en depreciación del vehículo, combustible y lubricantes, alrededor de 2.2 centavos de dólar por minuto. Si el mismo vehículo tiene dentro tres pasajeros en edad económicamente activa habrá que añadir 6.6 centavos de dólar por minuto. De manera que cada minuto de ese vehículo detenido en un tapón le cuesta a la sociedad dominicana cerca de 8.8 centavos de dólar.

En la 27 de Febrero esquina Máximo Gómez, de cinco de la tarde a siete de la noche deben cruzar, siendo conservadores, no menos de 3,000 vehículos que en promedio pierden diez minutos en atravesar la intersección. Ese tapón nos cuesta al año casi setecientos mil dólares. Esa suma de dinero es treinta veces el costo anual de ocho policías y cuatro grúas que podrían estar colocados en la intersección para lograr que se respete el semáforo, los carriles y la ley de tránsito en general.

La policía debe estar atenta a la invasión de carriles, a los giros no permitidos, al estacionamiento en vías de gran flujo, a la obstrucción de la intersección. Por su parte el ciudadano debe hacer conciencia del costo del tapón y cumplir la ley para minimizarlo.

Nuestra sociedad no puede darse el lujo de tener desaprensivos que estacionan sus vehículos donde se les antoja, creando el tapón e inutilizando algún carril.

El tapón tiene un costo. Reducir las demoras en el tránsito contribuye al crecimiento económico.

Mario Bergés
Centro Juan XXIII
m.berges@centrojuanxxiii.org



Publicado en el Hoy de fecha 19 de junio de 2009

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