“Árbol de luna que obedece al clima
en un sistema de nocturnidad,
no permitas que el muérdago te oprima.
Ni un paso atrás…”
La verdadera democracia es un diálogo permanente entre gobernantes y gobernados. Entre nosotros los dominicanos ha sido, hasta este fin de año, un monólogo de gobernantes con respuestas monosílabas y tartamudas cada cuatro años.
La Coalición Amarilla levantó con mucha dignidad el reclamo del pueblo dominicano por una educación digna, y cuando el Presidente prometió una limosna fuera de ley, tuvo la hidalguía de decir un no.
Ese es el camino.
Luego de la Coalición Amarilla, tendrá que haber diálogo permanente de los gobernantes con los gobernados. Y preguntaremos ¿Por qué si las leyes y reglamentos que regulan los ministerios establecen dos, o a lo sumo tres viceministros, hay ministerios con veinte y más viceministros?. Preguntaremos también ¿por qué hay funcionarios viviendo aquí y cobrando un sueldo alto, en dólares, como funcionarios del servicio exterior?. Y esto para presentar solamente dos casos directamente relacionados con el Poder Ejecutivo. Exigiremos decoro y pulcritud en el manejo del dinero de los contribuyentes.
Dialogaremos y preguntaremos ¿por qué el Ministerio Público, las instancias responsables de la persecución del crimen y la Justicia misma, no tienen a un solo político preso? Exigiremos transparencia en todo el sector público y castigo para quienes hayan faltado a la honradez en el desempeño de sus funciones.
El contrato social que vincula a gobernantes y gobernados tiene como marco de referencia la Constitución y las leyes. Exigiremos respeto a ese marco jurídico que garantiza la paz y la armonía en la sociedad.
El crecimiento económico sin equidad no es sostenible. Exigiremos mayor inversión social en áreas de la salud, la educación, la vivienda.
El camino trazado por la Coalición Amarilla va más allá de la lucha por el 4%. Es un camino que nos lleva a reclamar que se haga realidad el sueño dominicano, ese ideal de nación que es el hilo conductor de nuestra historia, que se ha manifestado en lo mejor de nuestras gestas y que a diario lo reconocemos en abrazos y sonrisas. No tenemos derecho a exigir menos. Precisamente porque soñamos, tenemos derecho a la utopía.
Es navidad y los dominicanos nos hemos regalado un camino, una vía de expresión que ha renovado las esperanzas. El pueblo dominicano está vivo y pateando. Hay motivos para celebrar.
Iniciamos este artículo con el primer párrafo del poema “Ni un paso atrás” de Pedro Mir. Finalicémoslo con el último párrafo y deseándoles una feliz navidad.
“…Que en la lucha del pueblo se confirme,
sangre y sudor, la nacionalidad.
Y pecho al plomo y la conciencia en firme.
y en cada corazón…
Ni un paso atrás.”
Mario Bergés
Santo Domingo, R. D.
23 de diciembre de 2010
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