Anoche, luego de la #JuntaTuitera, se generó un debate en Twitter relacionado con el proceso de toma de decisiones. Como Twitter tiene la limitante de 140 caracteres por vez, quiero desarrollar mi juicio aquí, sin los límites de Twitter.
Ayer dije, expresando una verdad que siento como muy adentro: "El corazón aunque mal pagues". El mandato de esa sentencia es que ante una decisión entre el designio de la razón y el llamado del corazón, no dudes, "El corazón aunque mal pagues". Si mal pagas y te va mal, por lo menos sabrás que habrás vivido intensamente.
Pero eso, dicho así, está incompleto. En alguna entrada anterior de este blog o de www.poemadelunes.blogspot.com ya he tratado el tema con los artículos de Leonardo Boff.
La razón es un estrecho y corto canal marino que comunica dos profundos mares misteriosos: ¿Quién soy? y ¿Hacia dónde voy?
Buscando los orígenes, ¿Quien soy?, la razón viaja atrás para encontrarse con el mar misterioso y profundo de la afectividad, del sentimiento; que definitivamente le precede. Entonces no es el "Pienso, luego existo" sino "Siento, luego existo"
Buscando los finales, ¿Hacia dónde voy?, la razón viaja hacia delante para encontrarse con la mar profunda y misteriosa del sentimiento de unidad y la contemplación del misterio mismo; que definitivamente es un ámbito dominado por el sentir y no por la razón. Por eso el místico le tiende la mano al físico cuántico y lo ayuda a subir a la cima del libre albedrío.
¿Quiere eso decir que la razón no vale? No, la razón es un gran recurso de los humanos, extraordinario recurso!!!, pero no es el único.
Al tomar una decisión entre A y B, debemos utilizar la razón pura, analizar cada detalle racionalmente, antecedentes y consecuencias, la huella de mi decisión en el entorno... Y bajo ese rigor racional, digamos que decidimos A. Muy bien, pero ahí no acaba la cosa. El Ser Humano es más que cerebro y razón. Esa decisión de A tenemos que pasarla por el corazón: ¿Cómo te sientes decidiendo A? ¿Te llama intensamente dándote un vuelco al corazón? ¿Que consecuencias para ti tiene esa decisión? ¿Te obligará a mentir? ¿Te llenará de vida? ¿Tendrás que dejar un poco de ser Tú? ¿Podrás ser mejor Tú luego de ser A? ¿Puedes hacer pública tu decisión? ¿De alguna manera te avergüenza?
Esas preguntas no tienen respuestas racionales, cuestionan cómo te sientes. Si al pasar esa decisión A por el corazón no encuentra resistencia, adelante, "El corazón aunque mal pagues"
Si al pasar esa decisión A por el corazón encuentra resistencia, detente, a tu ecuación de racionalidad le faltan datos, y el corazón lo sabe. Entonces, "El corazón aunque mal pagues"
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