martes, febrero 24, 2009

Esteroides políticos



Los dominicanos, fanáticos o no de Las Grandes Ligas, hacemos bien en prestar especial atención a lo que actualmente sucede con el tema de los jugadores que se apoyan en recursos no santos, y externos a ellos mismos, para descollar en una carrera deportiva deslumbrante, que deja tirados por el suelo a los competidores que se ciñen a la verdad de sus propios recursos y a la honestidad de sus esfuerzos.

Es necesario prestar atención porque algo similar está ocurriendo en este baseball político de nuestro patio.

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Vamos a ver dos casos de esteroides políticos que definitivamente elevan los promedios de quienes se benefician de ellos, pero no olvidemos que los que están a mano pelá, guamiando, van forzados.

Tomemos el caso de los importadores de carne de res. El tratado de libre comercio que mantenemos con Centroamérica y Estados Unidos establece que tenemos una cuota de importación de carne bovina, que para este año es de 1,400 toneladas. Esa cuota entra al país sin pago de impuestos aduanales, cualquier importación por encima de esa cuota tiene que pagar un 35% de arancel. Ahora viene el clientelismo anabólico, nuestro esteroide: La repartición de esa cuota no se hace proporcional al porcentaje del mercado que posea la empresa importadora, aunque como se verá, terminará siendo irregularmente así.

El procedimiento utilizado es el de asignar con algún criterio clientelista, asignaciones grandes a los clientes y asignaciones pequeñas a los no clientes. Los clientes, que son nuevos en el negocio, no tienen el mercado para colocar las asignaciones tan altas que han logrado y terminan vendiéndoselas a los que se han pasado la vida importando carne, por un porcentaje siempre menor del 35%.

El punto interesante es que la venta de esa carne no sale a nombre del importador tradicional sino del compañero metido a importador, de manera que con el tiempo el compañero llegará a ser un gran importador a base de esteroides.

El otro caso es el de los registros sanitarios. Años atrás, la empresa que deseaba obtener un registro sanitario para una medicina, es decir, una licencia para la comercialización de un medicamento, lo solicitaba y en menos de seis meses tenía su registro sanitario. Esa situación cambió a raíz de la publicación del presupuesto de PROMESE de mil doscientos millones de pesos en medicinas. A partir de ese momento miles de nuevos importadores de medicamentos se lanzaron a solicitar registros sanitarios para cuanto medicamento pudiera necesitar PROMESE. Los compañeros con esteroides lograban sus registros y los importadores tradicionales eran pospuestos para otra ocasión.

El punto interesante es que Salud Pública hace pruebas de los medicamentos que les someten, pero a partir de ahí no hay control. De manera que la multitud de empresas que solicitaron registros sanitarios de medicamentos, pudieran estarlos cambiando, persiguiendo el mejor precio, sin tomar en cuenta calidad.

Al igual que en Grandes Ligas, es bueno que sepan que con esteroides no se llega al Salón de la Fama.

Mario Bergés
Centro Juan XXIII
m.berges@juanxxiii.org.



Publicado en el Hoy de fecha 27 de febrero de 2009

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